Se hace camino al andar.....

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viernes, 12 de febrero de 2021

 

Tengo una idea

  

Quien no ha dicho tengo una idea alguna vez. Es indudable que todos tenemos ideas y me atrevería a decir que muchas cada día en función de nuestro interés, capacidad imaginativa y sobre todo de la capacidad de observación sobre nuestro entorno.

 También es habitual que después de pensarlo y valorar sus puntos más relevantes, pensemos que podríamos convertirlo en una empresa. A esto le llamamos una oportunidad y su significado nos anima a seguir dándole vueltas.



 Las ideas, en general, no son buenas ni malas y podremos empezar a ponerles un adjetivo a partir del momento de su ejecución y puesta en marcha en el mundo real.

 Es entonces cuando descubrimos nuestra primera tarea. ¿Por dónde empezamos? El valor de nuestra idea radica en su adecuación al mercado y su capacidad de resolver las necesidades de alguien y esto, en la mayoría de las ocasiones, no puede traducirse en una idea sin más, sino en la adaptación de la misma al entorno en el que queremos ponerla en práctica.

 En la mayoría de los casos tenemos unas habilidades innatas o adquiridas que han "encendido" la llama de nuestra idea. Hasta aquí sabemos el problema que podemos solucionar y la necesidad que resolveremos, pero nos hará falta un recorrido más o menos largo y complejo, para llegar a convertir nuestro esfuerzo en satisfacción del consumidor y finalmente en dinero.

 Deberemos conocer bien el mercado desde el punto de vista de quien comprará. Estudiar que nos va a faltar para llegar a él y para hacerlo crear un modelo de negocio que, con un coste asumible, nos permita obtener el rendimiento esperado. Contra lo que pueda parecer los modelos de negocio para el proyecto pueden ser diversos, todos ellos innovadores, pero ahora deberemos tener en cuenta nuestras fuerzas y argumentos para llevarlo a cabo.

 También valorar las razones de porque ahora es el momento de hacerlo y sobre todo definir el producto o servicio de forma que no tengamos que ser nosotros quien lo vende sino el cliente quien desee comprarlo. 

 En este momento es cuando estaremos en el punto de convertirnos en empresa. Esto lleva su tiempo, ni mucho ni poco, pero lo que hemos de procurar es encontrar la forma de llegar de la idea a la primera factura en el mínimo tiempo posible

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