Se hace camino al andar.....

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lunes, 22 de marzo de 2021

 

La actitud hace la diferencia

 

En el entorno social actual vemos cada vez más claro que el éxito empresarial no está ligado pura y simplemente al resultado económico de las empresas. Aunque es evidente que el empresario asume un riesgo y por tanto desea obtener una rentabilidad del mismo y un reconocimiento social que en la mayoría de los casos lo da éste capítulo, cada vez más la empresa, sometida a la velocidad que impone el cambio y la innovación se está convirtiendo en una herramienta social y está pasando a ser valorada como tal.




Éste fenómeno podemos observarlo en todas los niveles y acciones de la misma, en su estructura interna, su motivación por mejorar el servicio y hasta en su comunicación frente al entorno. Emprender es aplicar mejoras sea cual fuera el ámbito en el que se aplique el emprendimiento y éste concepto nos lleva implícito una determinada actitud colectiva en el entorno en el que se desarrolla. Cuando se creaban empresas por el beneficio, algo muy usual en el pasado, sólo se valoraba y por tanto se atraía personas cuya meta era enriquecerse y esto no era ajeno a la percepción social. Por el contrario, si consideramos a la empresa como un servicio social y al empresario asumiendo la actitud de creador de bienestar público, generador de trabajo y riqueza mediante actividades basadas en la innovación, estamos cambiando la visión de la empresa y a su vez el proyecto de vida del propio empresario, que ahora será visto como un “bien social” merecedor de protección, estímulo y respeto.

Llegados a este punto vemos que la actitud hace la diferencia. Ésta junto a la innovación que nace de una sólida secuencia en la que cuando emprendemos soñamos, pensamos, creemos y finalmente nos vemos capaces de ejecutar, se debe ver en todo momento acompañada tanto de las habilidades adquiridas y de los propios conocimientos, como del aprendizaje colectivo y de la cooperación basada en la confianza. Todo ello marca la diferencia como base del equipo de emprendimiento como fundamento de iniciativas empresariales del conocimiento, la innovación y la proyección hacia el futuro.

domingo, 14 de marzo de 2021

 

¿Cuánto vale mi idea?

 No hace mucho hablé con un emprendedor que me comento detalles de un proyecto que tiene en mente y que sus amigos y conocidos le han dicho que es muy acertado. Me explico que había hecho algunas averiguaciones sobre el mercado y tenía en mente el servicio que quiere ofrecer. Pero a partir de aquí empieza a preguntarse por qué a los demás, y especialmente a posibles inversores, no les atrae tanto como a él, que le ve todas las ventajas. La primera cosa que le pregunte es cómo podía ayudarle. Generalmente la respuesta siempre es la misma. Necesito encontrar un inversor para avanzar. Llegados a este punto siempre me gusta volver atrás para centrarnos en la situación.

 

 

 Tendemos a confundir dos términos. Cuando explicamos que tenemos una idea más o menos elaborada, decimos que tenemos un proyecto. Cuando lo único que realmente tenemos es la idea, que sin duda puede ser muy buena, pero que todavía no es más que una idea. Ideas tenemos muchas cada día, pero lo que hace las ideas diferentes y sobre todo consistentes es su ejecución.

 En general es más fácil tener ideas que proyectos porque las ideas se nos generan  en el entorno de las temáticas y sobre las habilidades en las que nos hemos adiestrado anteriormente. En este momento las ideas no valen nada, son un punto de partida para empezar a realizar el proyecto que, si lo pensamos bien, no es poco. Las ideas empiezan a tener valor cuando se ponen en movimiento y es entonces cuando poco a poco se convierten en proyecto. El proyecto toma forma cuando tu idea, además de ser tuya, la compartes con quien te ha de comprar y ves según el modelo de negocio que hayas decidido, si tiene posibilidades de progresar y en cuanto tiempo.

 El proyecto es la idea en movimiento. Es el camino que te acerca al consumidor y que facilita su introducción en el mercado a través de un modelo de negocio adecuado al cliente para quien hemos diseñado nuestra oferta.

 Es muy importante recorrer éste camino y hacerlo bien y rápido, porque al emprender el tiempo que va desde la idea a la primera factura es uno de los elementos determinantes del éxito del proyecto.

 ¡Ya estas tardando……empieza ya!

 

viernes, 5 de marzo de 2021

Emprender en tiempos de crisis

Contra lo que podríamos pensar, emprender en tiempos de crisis no debería ser más difícil que en cualquier otro momento. Las crisis no son más que situaciones de complejidad económica que perjudican en mayor medida a las empresas en funcionamiento que a nuevas ideas que pueden resolver necesidades que lo existente no es capaz de solucionar. En este terreno es muy posible que emprender tenga alguna ventaja, puesto que lo establecido también deberá hacerlo y se encontrará en muchos casos en situaciones limitantes por su propia inercia.




Vamos a preguntarnos ¿Cómo podría emprender a través de mis habilidades o los conocimientos adquiridos de un producto o servicio? Es un buen momento para meditarlo. Veamos algunas razones que nos podrían ayudar y te pueden servir de inspiración.

Todas las crisis producen cambios y éstos a su vez generan oportunidades si sabemos leerlos de la forma adecuada con la mirada puesta en las necesidades del consumidor. Cuando hayas sopesado tu idea y estés convencido del camino que quieres emprender, no dudes más y actúa. Te arrepentirás más de lo que no hiciste que de lo que circunstancialmente no funciono.

Es evidente que implicará un riesgo. No valen las indecisiones, pero deberemos ser reflexivos y huir de lo convencional del sector buscando una mejor forma de hacer las cosas, aunque estas sean las mismas cosas. Plantéatelo todo, no deseches nada sin meditar sobre ello, porque la simple forma de presentar algo, lo puede convertir en algo distinto y mejorado. Para hacer lo mismo que hacen otros no vale la pena empezar un nuevo camino. Ofrece algo nuevo, que cubra una nueva necesidad, aunque sea complementaria. Algo por lo que te puedan conocer y te puedan elegir.

Conócete bien, apóyate en tus fortalezas. Analiza bien tu situación. Profundiza en lo que te hace sentir seguro porque forma parte de tus habilidades. Utiliza esta seguridad para hacer frente a las amenazas y aprovecha las oportunidades para minimizar las debilidades que puedas tener.

Crea soluciones o respuestas más que productos o servicios. Sobre todo, piensa en tus futuros clientes. El consumidor pronto se dará cuenta de que le estás facilitando necesidades latentes o que él mismo no contemplaba. El cliente compra algo porque busca una solución. Se imaginativo y dale mejores soluciones de las que él mismo espera.

Ocúpate del diseño y la usabilidad de lo que presentes, porqué juega un papel muy importante en la innovación y ésta forma parte del interés del consumidor.  Hagas lo que hagas, que sea atractivo y fácil de usar. Es muy importante la forma con la que las personas interactúan con ello. En la actualidad éste es un factor diferencial en muchas categorías de productos y servicios.

Teniendo en cuenta éstas sencillas ideas pruébalo, a la larga te arrepentirás más de no haberlo intentado que de un necesario abandono.