Se hace camino al andar.....

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martes, 26 de mayo de 2020

LA VALORACIÓN PRE-MONEY Y POST-MONEY

Una de las cosas que más dudas nos genera cuando estamos finalizando nuestra primera parte del proyecto es la valoración de nuestro trabajo en el mismo. Aparecen dos conceptos desconocidos que sin duda son importantes y que denominamos Valor Pre-money y valor Post-money de nuestra empresa. Ambos están relacionados con el momento en que nuestra Start-Up ve la necesidad de financiación y nuestro primer inversor está a la vista.   Es posible que sepas cuánto dinero necesitas o simplemente que el inversor al contactar te diga cuanto está dispuesto a invertir en tu caso, pero posiblemente no sepas responder si te preguntan cuánto vale tu Start-Up.



Generalmente deberemos hacer una valoración basándonos en criterios objetivos, pero también deberemos utilizar algunos criterios subjetivos que permitan dar una valoración sobre lo que nosotros creemos que vale nuestra compañía. Deberemos ser optimistas y cautos, pero sobre todo disponer de argumentos que dominemos para argumentar
Es aquí donde nacen los dos términos del título:
Pre-Money: Es la cifra inicial, lo que consideramos que vale nuestra empresa antes de que entre el nuevo inversor. Post-Money: lo que la empresa pasa a valer una vez que el inversor ha realizado su aportación económica.

Este es el punto donde habitualmente nos encallamos. Puede que el inversor, ya nos dé resuelto parte del problema, siempre claro está, que aceptemos la propuesta en los términos que él indica.
A modo de ejemplo, si el inversor nos indica que desea realizar una aportación de 500.000 € por un 20 % del capital social. En este caso, él supone que el 100% de la sociedad valdrá 2.500.000 €. Ésta última cifra es la que se considera la valoración Post-Money. Para el cálculo de la valoración Pre Money solo habrá que restar a 2.500.000 € -500.000 € = 2.000.000 €.

En este caso, la discusión se centrará, como comentamos anteriormente, en si aceptamos los términos de la propuesta del inversor, puesto que podemos considerar que nuestra Start-Up tiene una valoración Pre-Money superior. Si fuera así intentaríamos negociar bajar el porcentaje del capital social que supondría los 500.000 € de inversor. Para lograrlo, habrá que tener habilidades negociadoras, pero también ayudará el hecho de acreditar que nuestra valoración Pre-Money (o en parte de la misma) se debe a que realmente se ha realizado ya previamente inversiones económicas demostrables.


¿Cuánto vale nuestra Start Up? 

Pero, ¿y si no es el inversor el que nos dice que desea invertir? Ésta es una de las principales preguntas que se hacen la mayoría de emprendedores en búsqueda de financiación.
Una Start Up puede incrementar su valor de forma progresiva si le agregas valor en cada una de las etapas, desde la fase idea (creando barreras de entrada), concepción (inversión en desarrollo de la idea con horas de programadores, dominios, etc.), seed capital (con las primeras aportaciones de capital de Family, Friends and Fools, pero sobre todo cuando tu producto o servicio está en la calle y generas las primeras ventas, los primeros contactos.

En primer lugar, cuidado, las ideas no son registrables. En cuanto los elementos a tener en cuenta en las fases iniciales para valorar tu Start-Up, están entre otros, los propios Fundadores (su experiencia, formación… su solidez), el potencial en el mercado, la competencia, la calidad del Business Plan trabajado, los acuerdos para- sociales, etc. Todo ayuda para que, en esta fase inicial, en la que el inversor tiene escasos o nulos criterios objetivos, apueste por el proyecto.

Lo que nos lleva a pensar que el tema de la valoración es un tanto subjetivo. Si no hay inversores interesados en la empresa y por el momento el cash flow es 0, ¿cómo calculas el valor de la empresa? ¿Cuánto vale una cuota de mercado de “clientes” que no pagan por tu servicio?

Efectivamente cuanto más temprana sea la fase en que desees valorar tu Start-Up, los criterios serán más subjetivos. Más adelante, podrá haber criterios objetivos como la facturación o el número de visitas, pero inicialmente deberán ser mucho más subjetivos y habrá que recurrir a criterios como el equipo implicado en el proyecto, el cumplimiento de las fases desarrolladas, en el business plan, la inexistencia en el mercado de un producto/servicio igual, lo innovador del proyecto y todo aquello a lo que la imaginación tenga acceso y pueda llegar al corazón del inversor.


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