Todo empieza con una idea que
debe resolver algún problema
Podemos asegurar que todo proyecto, Start-Up o empresa que podamos conocer
han nacido a partir de una idea.
También es muy posible que ahora estés trabajando en una que crees que es buena.
Esta afirmación no es extraña, todos tendemos a pensar que nuestras ideas son
las mejores. Nos enamoramos de la idea y dejamos de pensar en quien nos la deberá
comprar.
Nuestro objetivo con éstas reflexiones es que te sirvan
para poder valorar tu proyecto, con el fin de convertirlo en una futura actividad
empresarial.
En estas líneas no entraremos en algo complicado como
puede ser un plan de negocio. Vamos a ver cosas sencillas que debemos
plantearnos cuando empezamos a pensar en emprender. Este es un momento complejo y un tanto caótico en el
que nos agobian muchas cosas y a menudo nos hacen olvidar lo más importante, el
cliente. Éste será al final quien nos dará o no su confianza y seguidamente la
facturación.
Lo primero que debes hacer para saber si la idea es
buena o mala es saber si soluciona algún problema que
necesite ser resuelto. Si no es así, te recomendamos que sigas buscando. Ideas
aparecen muchas, la mayoría las descartamos. Piensa que en un entorno económico
como el actual, hacer más de lo mismo no resulta casi nunca rentable.
Una vez la tengas clara, no tienes que preocuparte si su
desarrollo actual es perfecto o todavía no. Las ideas perfectas no existen, lo
que realmente existen son problemas que pueden ser resueltos. Si estás en el
camino, serán los clientes los que te lo irán diciendo. No olvides que “la
perfección es el peor enemigo de lo bueno” y que cuando se empieza nuestro
mejor consejero es nuestro posible cliente. Pregunta, pregunta y vuelve a
preguntar hasta la extenuación, muy a menudo la mejor orientación nos la da la
calle.
Si, por el contrario, todavía no has encontrado la idea con la que te sientes a gusto y
necesitas inspiración, empieza por ti. Pregúntate que servicio o producto te
gustaría que existiese y no lo encuentras todavía, empezando por éstas dos
preguntas sencillas:
·
¿Qué es lo que te
haría a ti la vida más fácil?
·
¿Qué es lo que
estarías dispuesto a pagar por ello?
Empezar por uno mismo a menudo puede ser el camino más
rápido para encontrar algo interesante. Todos tenemos necesidades insatisfechas que pueden situarse
próximas a nuestras habilidades y capacidades. En este momento del proyecto no
se trata de pensar en hacerse millonario. Si es bueno y aciertas, todo irá
viniendo puesto que habrás hecho la vida más sencilla a los demás y esto
acostumbra a tener premio.
El objetivo de una nueva empresa lejos de estar
escondido detrás de opciones muy complicadas, alta tecnología o grandes
inversiones, puedes encontrarlo en acertar una mejor solución alguna cosa por
sencilla que esta sea. El cliente siempre está en la primera fila de los
intereses de tu empresa. Recuerda que las necesidades de tu cliente, son y serán siempre tu mejor inversor.
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