¿Sabes cómo se amaestran las pulgas?
Amaestrar a
una pulga es un proceso nada
complicado, basta con ponerla en un frasco transparente, tapándolo con una cinta y abriendo en ella unos huequitos
para que la pulga respire. En su intento por salir del frasco,
saltará, saltará y saltará, acabando por desesperarse. Siendo inútiles todos
sus intentos, la pulga desistirá de saltar y no lo hará ni una vez más en toda
su vida. Podríamos incluso sacarla del frasco y seguro que
jamás volvería a saltar.
Las pulgas suelen saltar hasta un metro
y medio con facilidad, pero la que han pasado por la experiencia del frasco, no
brincarán más allá de un par de centímetros.
Reflexionando un poco con lo
explicado anteriormente ¿No somos
a veces iguales a las pulgas?
Vemos a diario gente que desiste de saltar, sólo
porque alguna vez fracasó en algún
momento de su vida, al intentarlo fue inútil y
quedó con la idea de que es inútil volverlo a intentar, pues era imposible.
Si te parece que aún no estás listo, no lo hagas, pero sobre todo no
desistas y en lugar de eso prepárate, porque seguro que llegará tu momento, ese,
en el que estarás en plenitud de condiciones para saltar muy alto y salir del
frasco.
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