Contra lo que podríamos pensar, emprender en tiempos difíciles
no debería ser más complicado que en otro momento. Las crisis no son más que
situaciones de complejidad económica que perjudican en mayor medida a las
empresas en funcionamiento que a nuevas ideas que pueden resolver necesidades
que lo existente no es capaz de solucionar. En este terreno es muy posible que
emprender tenga alguna ventaja, puesto que lo establecido también deberá
hacerlo y se encontrará en muchos casos en situaciones limitantes por su propia
inercia.
Vamos a preguntarnos ¿Cómo podría emprender a través de mis
habilidades o los conocimientos adquiridos de un producto o servicio? Es un
buen momento para meditarlo. Veamos algunas razones que nos podrían ayudar y te
pueden servir de inspiración.
Todas las crisis producen cambios y estos a su vez generan
oportunidades si sabemos leerlos con la mirada puesta en las necesidades del
consumidor. Cuando hayas sopesado tu idea y estés convencido del camino que
quieres emprender, no dudes más y actúa. Te arrepentirás más de lo que no
hiciste que de lo que circunstancialmente no funcionó.
Es evidente que implicará un riesgo. No valen las indecisiones,
pero deberemos ser reflexivos y huir de lo convencional del sector, buscando
una mejor forma de hacer las cosas, aunque estas sean las mismas cosas.
Plantéatelo todo, no deseches nada sin meditar sobre ello, porque la simple
forma de presentar algo, lo puede convertir en algo distinto y mejorado. Para
hacer lo mismo que hacen otros no vale la pena empezar un nuevo camino. Ofrece
algo nuevo, que cubra una nueva necesidad, aunque sea complementaria. Algo por
lo que te puedan conocer y te puedan elegir.
Conócete bien, apóyate en tus fortalezas. Analiza bien tu
situación. Profundiza en lo que te hace sentir seguro porque forma parte de tus
habilidades. Utiliza esta seguridad para hacer frente a las amenazas y
aprovecha las oportunidades para minimizar las debilidades que puedas tener.
Crea soluciones o respuestas más que productos o servicios.
Sobre todo, piensa en tus futuros clientes. El consumidor pronto se dará cuenta
de que le estás facilitando necesidades latentes o que él mismo no contemplaba.
El cliente compra algo porque busca una solución. Sé imaginativo y dale mejores
soluciones de las que él mismo espera.
Ocúpate del diseño y la
usabilidad de lo que presentes, porque juega un papel muy importante en la innovación y esta forma parte del
interés del consumidor. Hagas lo que
hagas, que sea atractivo y fácil de usar. Es muy importante la forma con la que
las personas interactúan con ello. En la actualidad este es un factor diferencial
en muchas categorías de productos y servicios.
Teniendo en cuenta estas sencillas ideas, pruébalo, a la larga
te arrepentirás más de no haberlo intentado que de un necesario abandono.
Lluis Godayol Gené CEO INpulsaempresa