10 características del líder que se reinventa
El ejercicio de la responsabilidad gerencial implica retarse
diariamente frente a los desafíos organizacionales que plantea la realidad del
mercado y en reconocer que su gestión puede dar mejores resultados, que su
trabajo será calificado por las partes interesadas por las evidencias de éxito
que obtenga y no por el número de horas que trabaja, por la rentabilidad
generada y no por los informes entregados, por los nuevos negocios y clientes
que trajo a la organización y no por el número de problemas que resolvió, por
los crecimientos que tuvo en lo financiero y no por las veces que salió tarde
de la oficina.
Ser gerente, con vocación de líder, implica también
identificar los factores que generan desconfianza al interior de la empresa, reconocer
los elementos que agregan valor y los que producen división en los procesos,
motivar a los que con su actitud contribuyen al logro de los objetivos
propuestos y tomar decisiones a veces dolorosas y difíciles pero necesarias
para mantener y conservar la imagen y reputación de la empresa ante clientes y
proveedores. Ser gerente va más allá de un cargo que se asigna, es la
oportunidad de diseñar e implantar un modelo de gestión que sea reconocido y
valorado por todos los que le rodean.
El liderazgo es un atributo del cual se ha hablado
mucho en la literatura organizacional y que se establece como paradigmático en
la acción de quienes tienen la responsabilidad de guiar y llevar las riendas de
la organización, de formular o cumplir las estrategias organizacionales que
aseguren la permanencia y crecimiento de la empresa en el futuro cercano. Ser
líder es una competencia personal que es urgida y requerida por todos los que
conforman el equipo de trabajo y que esperan una directriz clara del punto de
llegada, el líder se convierte en referente de todos los convocados, de todos
los que día a día reconocen que necesitan saber hacia dónde se dirige la
organización.
Es preciso recordar aquí, referenciando a Tom
Peters, que la responsabilidad del líder es cambiar la reglas antes que otro lo
haga, ser propositivo y que es mejor ser cuestionado por hacer que por
permanecer inmóvil sin disipar la ambigüedad y la incertidumbre que genera el
no identificar los factores que anuncian la llegada de nuevos tiempos, quizá tormentosos
y riesgosos para la permanencia de la organización en un mercado cada vez más
competido y menos compasivo.
Hemos escuchado hasta el cansancio quizá, que los
éxitos del ayer no aseguran los del mañana y sin embargo queremos, en muchas
ocasiones, refugiarnos en las tibias aguas de la mediocridad, conformándonos
con cumplir los objetivos en su límite inferior y dejando que las cosas
sucedan. Es posible que en ocasiones tengamos la tentación de ocultar la cabeza
como el avestruz y esperar que la crisis pase, finalmente ya en otras ocasiones
esta fórmula sirvió. Sin embargo la realidad es que hay decisiones que no dan
espera y que es preciso incluso arriesgarnos para recuperar el liderazgo
perdido, el liderazgo personal, del equipo o de la organización.
Los gerentes de las áreas, así como los de las
organizaciones, tienen una responsabilidad que va más allá del día a día y es
la de diseñar planes de acción capaces de motivar e involucrar a los miembros
del equipo en la búsqueda y encuentro de resultados diferenciadores.
Durante muchos años los gurús de la administración
nos han llevado por los caminos de las metáforas, de las historias
empresariales, de los conceptos complejos y de los sencillos, de los sistemas
de gestión certificables y no certificables, de las teorías que van de la A
hasta la Z, de los modelos de gestión y administración, etc…, de tal manera que
quizá nuestra biblioteca se convirtió en el recetario de fórmulas, algunas
mágicas y otras ayudadas con software de alto valor con el fin de encontrar el
remedio a los problemas que identificamos en las empresas. Hemos transitado una
historia llena de leyendas ganadoras, de empresas que han aplicado estos
modelos y lograron convertirse en referente paradigmático de la gestión
empresarial, sin embargo la realidad se encarga todos los días de mostrarnos
que quizá en este menú no hemos incluido todas las opciones o quizá, por el
contrario, tiene muchas cosas y lo que pretendía ser una solución sencilla
termino por convertirse en una compleja experiencia que genera resistencia y
rechazo en la organización.
La turbulencia organizacional es una premisa casi
que requerida en las empresas de hoy, se navega entre la tormenta de la
competencia y la esperanza de encontrar el océano azul aparece como una posibilidad
en el horizonte. La organización deberá emerger con talentos cargados de
iniciativas y confía en que sus líderes reconocerán las mejores opciones para
avanzar hacia el logro de las estrategias planteadas como ganadoras.
El liderazgo gerencial requiere entonces algunas
características que nutren la gestión en la empresa pero también en la vida
personal, implica la capacidad de reinventarse a sí mismo por medio del
reconocimiento de las características claves del proceso de crecimiento
personal. A continuación propongo un decálogo que seguramente estará incompleto
pero al menos será el punto de partida para todos aquellos líderes que se
sienten fatigados en el camino y quisieran hacer un pare para tomar un segundo
aire que les permita descubrir que pueden y tienen mucho para dar en la
cotidianidad que le corresponde enfrentar.
Como digo, es posible que falten muchas más
cualidades, competencias, valores o factores, pero es un comienzo que seguro
servirá para revisar y recomponer aquello que reconocemos que podemos hacer
mejor.
El líder que se reinventa a sí mismo es una persona
que se caracteriza e identifica por ser:
1. Integro: puede definirse como una persona que
hace lo correcto aunque le resulte difícil y que guarda coherencia entre lo que
piensa y lo que hace, su comportamiento social le lleva a reconocer que lo
privado y lo público son dos instancias diferentes pero no contradictorias y
que por tanto lo que se diga en privado puede ser repetido en público. Vale por
lo que es y pone al servicio de los demás todas sus potencialidades de tal
manera que se convierte en referente de su equipo de trabajo, enfrenta nuevos
escenarios con la certeza que su actuar será guiado por las conductas
adecuadas.
2. Respetuoso: Su alcance tiene que ver con la
capacidad de reconocer y valorar las diferencias entre las personas que
confirman el equipo, el líder que no agrede ni atropella las maneras de pensar
diferentes o las opiniones que no se parecen a la suya. El respeto atiende al
entendimiento de las características que nos hacen diferentes, entender que
podemos no estar de acuerdo pero los comportamientos deben ajustarse a los
parámetros que social o culturalmente se han establecido.
3. Capaz: Se entiende que un líder posee unos
conocimientos y habilidades que le permiten ofrecer respaldo con su actuación a
los miembros del equipo, se refiere a la competencia que desarrolla el líder en
situaciones específicas. Las capacidades serán de gran impacto en la medida en
que sean utilizadas en el momento requerido. Este aspecto es crucial ya que en
muchas ocasiones confiamos en las capacidades del líder y éste defrauda porque
no las utiliza en el momento y en las circunstancias requeridas.
4. Talentoso: Se refiere a que tiene la oportunidad
de evidenciar su habilidad para aprovechar al máximo los conocimientos y
habilidades de las personas que integran su equipo de trabajo, los ubica donde
pueden dar un rendimiento superior y hace el seguimiento necesario para obtener
los resultados esperados. Un líder talentoso tiene el potencial para reconocer
sus fortalezas y debilidades frente a los diferentes retos que a diario se
presentan en su gestión, establece rutinas que permitan resolver lo urgente e
importante y desarrolla estrategias orientadas a planear las actividades
requeridas en su cargo.
5. Humilde: El líder tiene un auto concepto de sí
mismo que le permite reconocer e identificar las fronteras de sus capacidades y
sus talentos, pone al servicio de los demás sus habilidades y contribuye
generosamente sin esperar que su aporte sea exaltado como determinante por el
equipo. La humildad es el silencio que le permite escuchar a los demás en su
contexto, es la posibilidad que se brinda el líder de alejar la soberbia que en
muchas ocasiones conduce al fracaso a las organizaciones, es comprender que los
otros tienen algo valioso que decir, que la competencia también puede enseñar y
de la cual se debe aprender cada día.
6. Comunicador: Reconoce que todos en el equipo
deben conocer y saber hacia dónde se dirige el área o la empresa, crea espacios
donde todos puedan expresar sus opiniones y establece mecanismos que le
permiten a todos conocer los avances, dificultades en el desarrollo de los
proyectos y tareas del equipo de trabajo. Ser un líder comunicador es una
oportunidad para desarrollar la asertividad como factor diferenciador en la
relación interpersonal.
7. Innovador: El liderazgo siempre requiere de
alguien capaz de imaginar el futuro que no ha llegado pero que es posible
construir. Proponer nuevos escenarios para obtener mejores resultados,
potenciar las capacidades y generar alternativas para aprovechar de la mejor
manera las nuevas tecnologías disponibles. Este líder interpreta las nuevas
realidades y las transforma en beneficio de los resultados esperados en la
gestión.
8. Visionario: Si por algo se caracteriza el líder,
según muchos autores especialistas en el tema, es precisamente por la capacidad
que tiene de realizar una “mirada helicóptero” es decir, tomar distancia de la
realidad y ser capaz de tener una mirada holística de la misma y de esta manera
poder reconocer los factores que apoyan o dificultan la consecución de los
objetivos del equipo, es un campeón del cambio porque es capaz, no sólo de
imaginarse el futuro, sino de verlo a partir de la realidad presente.
9. Persistente: Es la capacidad de entender que el
camino no está exento de dificultades y que es preciso insistir a pesar de la
derrotas no esperadas y de los fracasos no calculados. El éxito se alcanza
luego de mucho esfuerzo, el reconocimiento público es consecuencia no causa,
rendirse no puede estar en el vocabulario del líder, es posible que sea preciso
hacer un pare, revisar la ruta, ajustar las decisiones, cambiar la estrategia o
diseñar nuevas alternativas pero el punto de llegada debe permanecer. En este sentido
es imprescindible fortalecer el qué (como punto de llegada) y flexibilizar el
cómo se desarrollará la estrategia.
10. Prioriza: Finalmente, e igualmente importante,
el líder organizacional establece un modelo de gestión que le permite reconocer
la mejor manera de dirigir sus esfuerzos frente a los pendientes que cada día
surgen en el desarrollo de su labor. Identificar los temas que agregan valor
por sobre aquellos que por lo general representan una distracción. En este
punto es preciso reconocer que las actividades deben ubicarse en cuestion de
tal manera que podamos optimizar y fortalecer también los procesos de
delegación a otros miembros del equipo que pos su formación, experiencia y/o
disposición serán un apoyo en la ejecución de las tareas y un motivador en el
desempeño esperado.
Espero que estas ideas nos ayuden a identificar si
el liderazgo que ejercemos requiere ser repotenciado, revisado o por lo menos
animado, son muchas las ocasiones en que quizá perdemos el impulso y la frustración
nos hace pensar que nada más hay por hacer y es precisamente en ese momento en
que podemos decir todo lo contrario y emplear nuestro criterio para asumir el
decálogo visto como una oportunidad para descubrir nuevos horizontes para y en
la organización en la cual nos encontramos actualmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario