Tiempo líquido miedos sólidos
Vivimos un
tiempo líquido, le dijo desde las páginas de su último libro el filósofo polaco
Zygmunt Bauman, en el que ya no hay valores sólidos sino volubles; en el que
los modelos y estructuras sociales ya no perduran lo suficiente como para
enraizarse y gobernar las costumbres de los ciudadanos y en el que, casi sin
darnos cuenta, hemos ido sufriendo transformaciones y pérdidas como la renuncia
al pensamiento, la separación del poder y la política en un mundo en el que el
verdadero Estado es el dinero y, entre otros dramas, la renuncia a la memoria,
puesto que "el olvido se presenta como condición del éxito".
Y todo eso nos exige que seamos
"flexibles", dice Barman, usando una palabra a la que si, en ese
contexto, se le hiciera una radiografía, se vería que lleva dentro otra:
cínicos.
Tiene razón Zygmunt Bauman, y no es una casualidad
que su libro se llame Tiempos
líquidos, en plural, porque, efectivamente, lo singular yo existe, hay
tiempos y realidades, no una, sino muchas, dependiendo, básicamente, del dinero
que uno tenga en su cuenta del banco.
Tiempos
líquidos: no hay evidencia que no puedan llevarse las corrientes de opinión, ni
verdad que no pueda escaparse entre los dedos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario